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Servicio a Dios

Servicio a Dios

 

Deuteronomio 20:1-9

 

Leyes sobre la guerra

1 Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto.2 Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo, 3y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos;4 porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.5 Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene.6 ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute.7¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome.8Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo.9 Y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejército tomarán el mando a la cabeza del pueblo.

 

Aqui una versión más facil de leer: https://www.bible.com/es-ES/bible/176/deu.20.tla

 

 

Se preguntarán, ¿Pero que tiene que ver en estos tiempos el servicio a Dios con la preparación de una guerra? Antes, en los tiempos del antiguo testamento, habían muchas maneras de servir a Dios. Una de esas era ir a la guerra, otra el servicio del templo, etc.

 

Aprenderemos tres valiosos principios de lo que Dios dijo, en este pasaje, a su pueblo antes de ir a la guerra.

 

Los versículos del 1 al 4, vemos como Dios manda decir al sacerdote que diga a los guerreros que Dios está con ellos, que no teman, que su corazón no desmaye porque Dios pelea por ellos.

 

Primer principio:Tenemos que alinear nuestro corazón al corazón de Dios

 

En otras palabras, Dios les dice: “vean las cosas como yo las veo, piensen como yo pienso, sientan como yo siento!” No lo que miran nuestros ojos sino mirar lo que Dios está mirando de ti en el futuro.

 

Por ejemplo: Nosotros vemos que no tenemos dinero para servir a Dios, si eso es lo que Dios te mandó a hacer no tengas miedo! Nosotros vemos que no tenemos dinero pero el dinero no es un impedimento para Dios, de Dios es el dinero. Y si Dios quiere hacer algo contigo el va a proveer.

 

O puede ser que tengas problemas en tu trabajo, situaciones que no te dejan tranquilo y piensas que eso te está cerrando las puertas. Que parece que eso nunca va a terminar. O tal vez, tus problemas están en la iglesia, que crees que tú no eres capaz de hacerlo, que no eres suficientemente inteligente o hábil para hacer algo.

 

Esa es nuestra naturaleza carnal de ver las cosas, eso es lo que nos dice el mundo. Eso es lo que diría un guerrero que no pelea por Dios en una guerra. Ve que el enemigo es mucho más “fuerte”, más en cantidad y dice: “esta guerra no la podemos ganar”.

 

Eso es exactamente lo que Dios quiere cambiar en nosotros. Quiere que sus guerreros no vean las cosas como el mundo las ve, sino que vean las cosas como Dios las ve, que piensen como Dios piensa, que sienten como Dios siente.

 

Luego en el versículo 5 Dios manda a que los oficiales hablen a los guerreros: y les dice: “¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene.” y así sigue con los siguientes versículos.

 

Segundo principio:Debemos estar libres

 

Lo primero que me llamó la atención aquí es que a Dios no le importó si los enemigos eran mucho más o menos en cantidad. A pesar de eso, Dios mandaba a muchos que regresen a sus casas.

 

Algo que podemos aprender aquí es que Dios no está buscando mucha gente para su servicio. Dios está buscando gente dispuesta y LIBRE para su servicio, para que puedan concentrarse en la guerra, en el servicio a Dios. No digo personas sin responsabilidades, digo personas libres en pensamiento. Claro que sería mucho más lindo cuando son mucho más personas! Pero lo más importante para Dios era que sus guerreros estén libres de pensamiento.

 

Aquel guerrero que estaba desanimado tenía dos opciones. Animarse y pelear, ser parte de la historia o darse la vuelta e irse.

 

En el país donde vivo no vivimos tiempos de guerra pero siempre estamos viviendo una guerra espiritual.

 

Cuando leía Deuteronomio 20 me iba dando cuenta de que las leyes son las mismas. Ganar o perder, vivir o morir. Nuestro servicio a Dios es también una guerra contra el enemigo. A ese enemigo no le gusta que la gente se salve y reciban a Cristo, a ese enemigo no le gusta la paz o la felicidad.

 

Juan 10:10 Jesús dijo: El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

 

Jesús vino a darnos vida! Servir a Dios también nos da vida!

 

Uno gana una guerra espiritual o uno pierde una guerra espiritual. Uno sigue viviendo después de una guerra o algunos mueren después de una guerra.

 

Cuando algo duro nos pasa, cerramos nuestros corazones y después no estamos libres.

Por ejemplo: Cuando tu esposo(a) te dejo con tus hijos y tu tuviste que luchar por sacar adelante a tus princesas o a tus príncipes. Y luego vives amargado contra aquel hombre o mujer que te dejo solo. No estás libre.

 

Cuando una persona fue utilizada sexualmente y pierde su inocencia, su libertad. Creciendo luego con la culpabilidad de lo que pasó, sintiéndose sucia(o), sintiéndose avergonzada(o) y cerrando su corazón dejando a un lado su libertad.

 

O por ejemplo cuando en la iglesia o en los grupos de estudios bíblicos en los hogares pasa algo que no te gusta y luego cierras tu corazón a seguir trabajando, o no trabajas con las mismas ganas.

 

Cuando aquella persona que tanto amabas de pronto muere. Yo sé que estoy hablando temas que duelen.

 

Mi papá falleció en el peor momento para mí, cuando empezaba a tener una relación linda con él, cuando recién se había convertido. Antes él nunca iba a la iglesia pero después que conoció a Dios a veces teníamos que pararlo porque ya iba demasiado a la iglesia. También con las ofrendas, no teníamos mucho dinero y el ofrendaba y ofrendaba. Lo poco que teníamos lo llevaba a la iglesia. Luego Dios nos bendijo con un auto y en lo que se podía lo ponía al servicio de la iglesia. Se imaginan el tiempo maravilloso que comenzamos a vivir, un tiempo con el que toda la familia habíamos soñado. Se levantaba temprano y levantaba a mi mamá para que se pongan a orar. Yo me pregunté: “es mi papá?”

En esas circunstancias, muere. Sí, yo tenía 18 y él tenía 39. Quedamos tres hermanos, mi madre y mi abuela. Se fue. Así fue…. Se fue! Yo dije: Que peor momento para morir. Recién comienzo a tener una relación más fuerte con él y él es cristiano. Porque no esperó Dios un poquito más para que podamos seguir teniéndolo, para poder seguir disfrutando de ese maravilloso tiempo que teníamos. Murió en un accidente automovilístico. Un hombre sano, fuerte, trabajador.

 

Dios es tan bueno que me sanó, que me quitó el dolor de mi corazón pero tuve que permitírselo. Me quitó todo ese dolor. Yo recuerdo muy bien a mi padre pero ya no hay dolor, ni sufrimiento. Ahora yo estoy libre de eso.

 

Nosotros pensamos que las cosas que ya pasaron no se pueden cambiar. Para nosotros el pasado es pasado, pero para Dios no hay tiempos. Él puede ir a tu pasado y curarlo. Él puede curar tu pasado, arreglar tu presente y bendecir tu futuro. Todos tenemos diferentes problemas.

Si tú no estás libre de esos problemas, sino permites que Dios cure esas situaciones no vas a poder hacer eso que Dios tiene planificado contigo… Dios te necesita libre.

 

Ese es el segundo punto del que quiero hablar. Libertad. Dios mandó a los oficiales a que, aquellas personas que tienen sus mentes pensando en otra cosa, que no deberían pelear porque no están listos, no estan libres.

 

No les dijo que no van a ser guerreros les dijo que arreglen sus cosas primero y luego podrán pelear!

 

La libertad es algo que viene de Dios. Así como mencioné antes. Jesús vino para darnos vida y vida en abundancia. Una vida libre. Si no estoy libre, voy a hacer las cosas con mis fuerzas y me voy a cansar, Dios no va a poder pelear por mí.

 

Si Dios no me hubiera hecho libre del dolor de la muerte de mi padre. Mi servicio a Dios sería más una carga que un servicio de corazón. No hubiera podido hacer las cosas que he hecho para Dios. Porque las cosas que hice para Dios lo hizo Dios por mí.

 

Cada uno de nosotros somos ese pueblo. Dios quiere sacar de nosotros todo aquello que no nos deja libres para poder pelear y ganar la guerra. O sea, para que tú no pelees sino que él pelee por ti. Los guerreros peleaban la guerra pero, en realidad, Dios peleaba la guerra por ellos y es por eso que ganaban.

 

Tercer principio:Dios nos va a mandar a su servicio

 

El segundo punto está muy ligado a este tercer punto.El versículo 9 dice:”Y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejército tomarán el mando a la cabeza del pueblo.”

 

Cuando los guerreros estaban listos los capitanes tomaban el control, no lo guerreros, los capitanes. No tú, sino Dios porque Dios es tu capitán. Cuando Dios comienza el proceso de sanidad en tu vida, de libertad, al final de ese proceso Dios te va a poner a su servicio.

 

Salmos 126: “Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, Seremos como los que sueñan” Él día que Dios quite ese dolor de ti, cuando te haga libre de esas cosas. Ese día vas a volverte una persona con visiones, con sueños, libre y motivada para el servicio de Dios. Cuando Dios quita de nosotros la esclavitud, así como quita la esclavitud de Sion, vamos a ser esos soñadores.

 

Otro ejemplo: El pueblo de Dios no podía soñar mientras estaba en Egipto, mientras que eran esclavos, mientras que no eran libres. Ellos no se imaginaban que algún día iban a ser una nación poderosa, que iban a servir a Dios en libertad, que iban a vivir en una tierra que fluye leche y miel. Dios tuvo primero que sacarlos de la esclavitud, hacerlos libres y recién luego llevarlos a la tierra prometida. Cuando el pueblo de Dios es libre, cuando sus hijos son libres, los puede llevar a su servicio, los puede llevar a su voluntad.

 

Dios quiere que cada uno de nosotros le sirvamos de diferentes maneras. Unos en la iglesia, otros en sus trabajos siendo de bendición a los demás, otros en sus familias educando siervos de Dios.

 

Si queremos servir a Dios:

Primero, hay que ver como Dios ve, pensar como Dios piensa, sentir como Dios siente.

Segundo Hay que dejar que Dios nos haga libres, dejar que Dios quite el dolor, la amargura, el peso de nuestros corazones.

Y Tercero, dejar que Dios nos guíe a su voluntad.

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